Durante siglos la humanidad estuvo construyendo sus lugares de habitar desde la función, la función de dormir, cocinar, vivir, orar, gobernar, etc. Dado un instante, la forma aparece como atributo visual a la función que desempeña la construcción. ES en este preciso instante cuando se habla, se empieza a hablar de arquitectura.
¿Es posible entonces que la arquitectura solo se deba a la forma y no a la función? La respuesta a esta pregunta nunca es concluyente, ya que en distintas épocas sucesoras de ese primer instante, el ser humano se ha ido ligando, identificando, y desligando instintivamente a símbolos (formas) y significados atribuidos a dichos símbolos, siendo casi siempre la función invariante.
Es, quizás, en pleno siglo XX, cuando se puede hablar de una verdadera separación entre función y forma, ligado este hecho al "estilo internacional". Este movimiento otorgará cualidades de forma a la función; única y exclusivamente. El resultado es un franco fracaso, ya que la primera pretensión del estilo internacional era buscar una imagen, un símbolo, en definitiva, una forma que reflejara la nueva sociedad, los avances tecnológicos y fuera por ello símbolo formal de la nueva era.
Eliminando de raíz las formas arcaicas y clásicas de la arquitectura, no se obtiene una nueva forma, se obtiene un lienzo en blanco (siendo este el verdadero logro del estilo internacional) Un muro vacío y soso, insalubre para la visión urbana. Esta situación es pues la que nos ha llevado a principios de siglo XXI a buscar incansablemente una forma adecuada (en ocasiones indiferente con el lugar y el contenido) quizás equivocada pero que ni mucho menos resulta "sosa" y monótona a la vista.
La pregunta que en estos momentos se hace el mundo intelectual es ¿Forma o Función? Unos responden unánimemente forma y plantan huevos, huesos, espinas de pez, supositorios, ... "ameboides" los llaman... "formas sinusoidales, alabeadas y sinuosas"... Pues si esta es la imagen que queremos transmitir al futuro, esta claro que nos recordarán por "nuestro amplio conocimiento de las formas biológicas". Pero me gustaría que se recordase nuestra era como: el momento cumbre en el que la humanidad salio de su cuna (no voy a construir cohetes), desarrolló Internet y la Red Global de Comunicaciones (no voy a construir satélites), puro a raya virus y retro-virus (no voy a construir células ni virus), desarrolló y utilizó el genoma de la vida (no voy a construir un robot, androide o IA), expuso y fomentó las ventajas de la maquina (no voy a construir ni coches ni remaches) ... ... ...
Otros argumentan que la forma es dispensable y la función única y verdadera arquitectura. Si de verdad creyeran lo que afirman sus proyectos no serían siempre cajas de zapatos blancos, cubos de impoluto hormigón, piritas amontonadas con cuidado esmero formal... Aunque luego están, dentro de este grupo, los cabernícolas que buscan la adaptabilidad de la forma (que ellos llaman función) dando sucesivas secciones que transformándolas dan un espacio cerrado donde la variabilidad futura no está permitida y el exceso de remilgada función coarta las futuras posibilidades de ese espacio a una sola función para la que fue diseñada. Que yo conozca , no he tenido el gusto de habitar ni un solo espacio que solo tenga una única función suquiera durante un día. (a lo mejor el wc, lo que relegaría a estos arquitectos en "diseñadores de wc").
Es por todo ello necesario la búsqueda de una nueva teoría, de una nueva forma de afrontar los proyectos de arquitectura y sus vicisitudes. ¿Que cual es esa nueva teoría? Cuando la desarrolle será el primero en saberlo.
Un saludo
Atentamente: Alejandro Marcilla
Arquitecto
